Sobre el trabajo "Sueños de periferia"
Aproximación a la serie de Henar Suárez Roldán.
Ya en el siglo XIX el culto romántico a las ruinas escoge dos ideas claves; el reconocimiento de la caducidad humana y una protesta contra una época desprovista de ideales heroicos. Además de un doble sentimiento; una fascinación nostálgica por las construcciones debidas al genio del hombre y la potencialidad destructora de la naturaleza y del tiempo.
Desaparece toda función humana, el hombre se presenta desprovisto de todos sus atributos humanos. Al igual que en la obra de De Chirico, los objetos de la obra de Henar han desprendido su valor de uso, se han hecho silenciosos, quedan investidos en la más profunda soledad. No hay nada nuevo, tan solo despojos de esa cultura ya inútil. Objetos flotantes en un vacÃo en el que no existen relaciones, en el que la mente no puede educarse. Lo que se ve tan solo puede ser mostrado en el silencio terrible de la frontera y desperdicios, restos, escombros, restos de lo que ya no es lo que se muestra. Los objetos aparecen despojados de su valor de uso, de toda cualidad. Se vuelven indiferentes, intercambiables. Su espacio y su tiempo también han dejado de ser concretos, su lugar y su instante se alargan en una equivalencia infinita, se hacen abstractos.
La metáfora dechiriquiana de la ciudad no es sino absoluto-in-com-prension lo que hace oponer al ritmo frenético de la metrópoli la calma infinita de los objetos suspendidos en la acera, en el mercado. De Chirico es incapaz de advertir que ritmo y calma se hacen equivalentes, se repiten idénticos. En el siniestro placer de lo desconocido es donde encuentra Chirico el lugar de su obra. Una frontera que no es solo una tierra de nadie, sino también la tierra convertida en convención jurÃdica: la tierra más abstracta, la más segura.
Las imágenes de la obra de Henar no es más sino un reflejo de la metáfora chiriquiana de la ciudad. Objetos convertidos en mercancÃas, muebles rodeados de un vacÃo, un vacÃo en el cual los muebles representan la calma y la ciudad en la que prevalece el ritmo.
Tomando como obra de arte contemporánea esa construcción arquitectónica, ruinas de la modernidad, Partiendo de una fotografÃa de un panorama industrial, Henar Suárez es capaz de evidencian el paso del tiempo y la destrucción sumergiéndonos en representaciones enigmáticas de fuerte carga visual, que nos llevan a una reflexión profunda acerca de la construcción de una cultura para el futuro, pero es la misma sociedad la que se encarga de convertirlas en inútiles, abandonándolas por su deterioro; debido al rápido avance del sistema capitalista, que crea y destruye para volver a crear.
Beatriz Burgos 5/2013